Contextualización histórica- Línea de Tiempo
Entrevista
Humberto Fernández
La entrevista plantea
“recordar” eventos históricos pasados en la década del 70, donde se relatan
experiencias en roles sociales, rol del alumno y del docente (del
entrevistado), como así también sucesos políticos de ese período.
La entrevista a aquellos
actores que habitaron los años 70, invita a recordar y divulgar (en las nuevas
generaciones) la historia de ciertos acontecimientos. Preguntarse “Historia
¿para qué? Supone pensar en si los sucesos del pasado, al conocerlos
pueden evitar repetirse en el presente. El estudio de la Historia, su
enseñanza, investigación y divulgación promueve en la sociedad un pensamiento
crítico para repensar la realidad, o al menos una aproximación de ello.
Plantear análisis históricos en el proceso de enseñanza/aprendizaje (de acuerdo
a diferentes niveles), supone la construcción de respuestas
circunstanciales a las preguntas que nos hacemos, donde los contenidos
curriculares buscan contextualizarse con eventos cotidianos del presente.[1]
”Una de las funciones más
importantes del historiador es la de recordador"
Cattaruzza, A. (2010)
Conocer el pasado Histórico
resulta una grafía de memoria, que tendría como intención evitar la
reproducción del mismo; sin embargo a pesar de haber vivenciado situaciones
traumáticas, las historias vuelven a repetirse; tal vez en otras circunstancias
no lícitas de ser prevenidas. El consumo de productos históricos (como videos,
entrevistas, documentales, etc.) en ocasiones moviliza situaciones vividas en
la propia existencia, ya que se vinculan con vivencias y orígenes, y el recuerdo de pertenencia a determinados
grupos sociales. ¿Será entonces que se despierta el interés en el consumo de
temas que abarquen determinados períodos históricos?, cuya conciencia y
sensibilidades despertadas propician otras formas de enfrentar el presente. Si
hubiera logros no alcanzados en el pasado, nada imposibilita el desafío de
trabajar para que los mismos se conviertan en realidad, “posibles”.[1]
“Enseñanza pobre, escaso valor
si se quiere tiene la historia, pero tiene la virtud potente de mostrarnos que
ni los imperios más poderosos han sido eternos.” (Rosa Belvedresi_2010)
Dinámicas diversas en la
Historiografía de los años 70, permite situar el marco en el que se relatan, y, cobran sentido las narrativas. Las representaciones y memorias sociales que refieren al pasado, en determinados espacios, condicionan la probabilidad de tomarlas como objeto de estudio especializado. Sin embargo, el “recuerdo”, la “memoria” se han instalado en el discurso político y en la sociedad; el hecho de “no olvidar” (“pasión memoralista”). Instancias post autoritarias permitieron el juicio y condena a las Juntas Militares (por la actuación represiva de la que formaron parte). [2]
Leyes: Ley del Punto Final (1987)- Obediencia de Vida (1987).Luego en la llegada de C. Menen a la Presidencia se decreta
la ley de Indulto (1989).
Del análisis a las entrevistas
propuestas subyace una marcada diferencia en la acción política de la
última dictadura militar que atravesó nuestro país, a diferencia de otras, en
el área educativa. Disciplinamiento como estrategia de control para llevar a
cabo el proceso de terrorismo de Estado, se hace claramente visible en la
entrevista realizada a Graciela Cwaigenberg.
“En la búsqueda de la asunción consciente del ser argentino, el paso
preliminar que efectuaron los ideólogos del Proceso, fue “depurar”, “limpiar”,
el sistema educativo de todos los elementos humanos y materiales que impidiesen
la concreción del modelo de personalización- disciplinamiento/moralización
lanzado” (Kaufmann, C. y Doval, D.1997)[3]
Cambio/modificación en los nombres
y planes de estudio de materias cursadas durante su educación secundaria
entre los años 1973 y 1978 (Jesús). La restricción a la cultura y a la
participación democrática de los estudiantes y docentes consolidó
enfrentamientos desde el año 1974, en
donde el nuevo régimen dictatorial procuró acallar los reclamos populares a
través de una política represiva sin límites ni controles, en donde los
secuestros, las torturas, las muertes y desapariciones forzadas fueron una
constante en el ámbito educativo.[4] Los enfrentamientos, luchas entre estudiantes y la policía,
generó un clima de mucha tensión durante la segunda mitad de la década
del 60´, hecho que deriva en el derrocamiento de Onganía a fines del 1971, cuyo
precedente fue el acontecimiento conocido como el Cordobazo, protagonizado por
estudiantes y obreros, como forma de protesta a la situación de crisis y
violencia ejercida por las fuerzas armadas. De esta manera la dictadura se
debilita y abandona el poder en 1973 dando paso a un periodo democrático
temporal caracterizado por una agitación de participación política de la
juventud en particular y una transformación de la estructura social.
Debilitada la dictadura se llevan a cabo
profundos cambios sociales y políticos, comienza un clima de transformación
revolucionaria de la mano de Héctor Cámpora, fiel colaborador de Perón, quien
gana la presidencia en el 73’, en este escenario democrático se produce una
revisión de la estructura curricular de las universidades, donde se llevaron a
cabo políticas como la anulación de
los planes de estudio, las formas de evaluación vigentes hasta ese
momento y se establecieron exámenes grupales, los planes de estudios y los
programas de las materias se adaptaron al nuevo clima revolucionario que se
vivía en las instituciones académicas. Se implementaron materias como estudios
de la realidad social argentina e institutos de investigación para el estudio
de problemáticas sociales. Además de políticas como la supresión de los
exámenes de ingresos, que limitaban el acceso a las universidades de un elevado
número de estudiantes que soñaban con ingresar a una carrera universitaria.
“El
gran cambio lo viví con la apertura del Bachillerato, me sorprendió gratamente
los docentes que participaban en la formación pedagógica. Había una apertura al
pensamiento, tratábamos temas con mucha libertad, diferente al Bachillerato
común tradicional” (H. Fernández)
Durante el gobierno de Cámpora fueron
expulsados los docentes identificados claramente con el régimen represor de
Onganía. A partir del año 73´ se ha vivenciado un clima de apertura
social, política, gran participación y efervescencia de una juventud
comprometida con la transformación de la realidad.
En el período que abarca parte de los
años 60 y 70 la imagen de intelectuales comprometidos resguardó un carácter
definido en actividades políticas, con la intencionalidad de lograr una
transformación social; en estos escenarios (de artistas y
escritores-intelectuales) se forjaba la idea de una evolución estética
que asegurara un sistema, que involucrara el resultado de formar un ideal
crítico entre el intelectual y el campo del saber. Tanto escritores como
artistas se concebían como protagonistas
del futuro; plasmando la violencia en sus obras como “La prueba de algo
trascendente, radicalmente distinto, que estaba por suceder”.
“En Argentina, estas décadas constituyeron
una etapa histórica de profundas transformaciones en la cual los cambios y las
intenciones de provocarlos involucran no sólo al espacio social y político,
sino también al de la vida privada.” Isabella Cosse 2009
C. Gilman se interroga sobre el
arbitraje de eliminar otras posibles crónicas, ante la autoridad propia de “lo
político” como única supremacía de poder, arrastrando un detrimento en la
identidad intelectual y la sumisión del campo cultural a la esfera política.
Dando como respuesta: los intelectuales aseveran que la pluma se convierte en
fusil, perdiendo el compromiso crítico con la obra y la eventual posibilidad de
ser la misma, culturalmente abierta. Ante
esta situación se presenta un dilema de compromiso entre el binomio autor/obra,
la politización del intelectual ha marcado la desvalorización de la palabra, de
la imagen, en relación al vigor de un sujeto en acción.[5]
Sin embargo este clima de efervescencia
comienza a debilitarse por los espacios de tensión que surgen entre los
diferentes grupos militantes, lo que desencadena la separación entre dos
franjas con grandes adhesiones de simpatizantes. A partir del año 74 el país
comienza a vivenciar nuevamente un gran hermetismo, las autoridades designadas
durante el gobierno de Cámpora fueron destituidas, las universidades
intervenidas por las fuerzas armadas, junto a otras políticas como la
desintegración de los centros de estudiantes. Con el objetivo de poder asumir
el control total de las universidades.
El giro conservador y
autoritario del gobierno impuso renovaciones en los rectorados universitarios,
siendo que algunos de estos cambios ya se habían producido previamente;
aquellos rectores que fueron identificados y relacionados con fracciones
revolucionarias del Peronismo fueron reemplazados, por no contar con el apoyo
político. Ante el avance de la Triple A y otras organizaciones parapoliciales,
muchos de ellos ante amenazas se exiliaron, otros pasaron a la clandestinidad, algunos
abandonaron la militancia y la participación en política. Se produce entonces
un vaciamiento de la Universidad y una escalada en ola de violencia en
Instituciones. La Universidad fue uno de los escenarios tal vez más visibles de
la violencia política, se clausuraron los centros de estudiantes, el cierre de
locales y la destrucción de instalaciones. A partir de su reapertura, estas
contaban con un extremo aparato represivo de parte del Estado, contando entre
sus actores (ej. celadores), miembros del cuerpo policial o de las fuerzas
armadas; cuya tarea era la de vigilar y prohibir toda actividad política
de parte del estudiantado.[6]
Meses más tarde las universidades re abren sus
puertas, pero esta vez celosamente custodiadas por las fuerzas armadas, en
varios intersticios de sus instalaciones adoptando como un lugar privilegiado
las aulas. Las fuerzas militares
han llevado adelante una nueva reestructuración de las universidades a poco de
asumir dictaron una nueva Ley, que disponía que las universidades quedaran bajo
el control del Poder Ejecutivo Nacional, como primera medida se llevó a cabo la
suspensión de actividades gremiales y políticas dentro de las universidades, a
quienes acusaban de llevar adelante el adoctrinamiento subversivo. Otra de las medidas
adoptadas ha sido a la expulsión de docentes y estudiantes
universitarios, así como la reducción de matrícula a través de la
implementación de aranceles y exámenes de ingreso. Además existía dentro de las
universidades un fuerte control de la bibliografía utilizada y reestructuración
de los programas de estudios. Cuyo objetivo fue eliminar la ideología política
de estos instrumentos. El Proyecto de reestructuración universitaria establece
diferentes aspectos. En primer lugar un estricto control político e ideológico,
pero además un plan para reducir las dimensiones del sistema, la
modificación de los planes de estudios de un gran número de carreras que afectó
especialmente a disciplinas que los militares identificaban como lugares de
"penetración ideológica subversiva". En particular involucró a
carreras del ámbito de las ciencias sociales y otras que fueron suprimidas. La represión en las casas de estudio ha tenido su inicio en
el 74´ cuya expresión más cruel y dura se ha acentuado en el año 76´ cuando un
nuevo régimen militar se ha apoderado de poder político del país, cuyo uno de
los principales objetivos fue acallar los reclamos y silenciar la voz del
pueblo, particularmente la juventud estudiantil, fuertemente politizada y
comprometida. El plan de transformación del modelo económico, cultural y social
impuesto en la época de la dictadura de 1976 requirió de un proyecto de
destrucción de las libertades individuales, tal como sostiene Humberto
Fernández: “La dictadura lo que trajo fue la paz a los cementerios”.
Se
llevaron a cabo políticas de
despolitización, e instalación de temor y disciplinamiento dentro de la sociedad
en general y en las universidades en particular, pero la sumisión del pueblo
nunca fue completa, existieron ribetes de resistencias, muchas veces de
manera clandestina, pero la actividad política y militancia de la juventud no
han podido callar o desaparecer a pesar de la fuerte represión que llevaron a
cabo. Con la llegada del peronismo al poder, la mujer ha ido conquistando
cada vez mayor espacio dentro de la sociedad y de la vida pública, obteniendo
por primera vez derechos antes negados. Las mujeres han sido receptoras de
profundos cambios y transformaciones a partir de las primeras décadas del siglo
XX y han ido conquistando lentamente cada vez mayores espacios públicos.
La participación femenina en la vida académica universitaria fue creciendo cada
vez más a partir de la década del 40´, a pesar de existir una mayor apertura a la escolarización, las
orientaciones adoptadas según el sexo, estuvieron vinculadas con la concepción
binaria previa a esa apertura. Sin embargo, si bien han ido conquistando
espacios, estos espacios siguen conservando un sesgo fuertemente feminizado del
perfil profesional y vinculado a rangos de menor prestigio social. Se observa
de este modo una disparidad de género, reservando las mayores ventajas a los
varones. Evidenciándose en el ámbito profesional académico las mayores
disparidades. Puede observarse que entre los años 40´y 65´,
los registros sobre participación femenina en las universidades observa mayor
diversidad en los datos según el sexo para ocupar cargos de mayor jerarquía
dentro de las universidades.[7]
Culturas juveniles-género y sexualidad
La juventud de
finales de la década del 60 y los años 70 configuraban ámbitos de sociabilidad
con reuniones entre pares en: confiterías, bares, y en reuniones en casa de
familia que las denominaban “asaltos”. En estas las diferencias de género eran
marcadas, ya que los varones llevaban a los encuentros la bebida y las chicas
debían llevar la comida. En estos escenarios la presencia del Rock nacional e
internacional se hacía presente, las reuniones en espacios privados resultaba
una práctica frecuente en los sectores medios, siendo la noche el lugar del
ocio y del encuentro juvenil.[8] Otros lugares de esparcimiento juvenil eran los clubes
sociales para la realización de deportes y encuentros, las bibliotecas
populares; siendo ambos espacios accesibles sea por gratuidad o por aranceles
muy bajos, el escenario de muchos jóvenes. Diferentes facciones militantes
políticas convivían en estos espacios, como la Federación Juvenil Comunista
(FJC), que era la más numerosa; encontrando el espacio apropiado para considerar
el destierro de la cultura “decadente del Rock and Roll”.[9] Productos culturales
como temas musicales, que orientaban a prevalecer el modelo patriarcal en
roles de género (madres ama de casa, padre encargado de tomar decisiones
“justas” y apropiadas, una valoración al amor (excluyente de la
sexualidad)….eran características de una aparente “revolución juvenil”; novias,
esposas y madres dedicadas, cuidado de la moralidad y un mensaje a la diversión
de manera ordenada.[10]
Durante la última dictadura
militar ocurrida en la década del ´70 el Estado impartió una política represiva
a todos los sectores de la sociedad. El ámbito educativo, como punto central de
este análisis, se ha visto afectado de manera directa por el accionar de
las Fuerzas Armadas.
Los términos “orden”
“disciplinamiento” “control” “autoritarismo” “restricción” y “destrucción” han
sido símbolos de este período que es recordado con tristeza por muchos
testimonios, que forman parte de nuestra “historia viva” tal como lo argumenta
H. Invernizzi y J. Gociol en “Un golpe a los libros”.
La educación siempre toma
posición respecto de un accionar político dominante. Durante el terrorismo de
Estado, el seno de la comunidad educativa se vio modificado por el verticalismo
autoritario instalado.
La educación no es imparcial,
la eliminación de algunas asignaturas en los diferentes niveles
educativos, la modificación de otras y la restricción al acceso a diferentes
materiales, obras y autores, marcaron esta etapa oscura de nuestra historia. “La
libertad es una conquista y no una donación, exige una búsqueda permanente.
Búsqueda que sólo existe en el acto responsable de quien la lleva a cabo. Nadie
tiene libertad para ser libre, sino que al no ser libre lucha por conseguir su
libertad” (P. Freire, 1985)
Es aquí donde la mirada
crítica y la participación de la sociedad en su conjunto cobran relevancia para
las modificaciones que se consideran necesarias en la sociedad en general y en
la educación. Siendo ésta última la que al fin y al cabo transforme
la realidad circundante, liberándonos.
La “acción transformadora” a
la que se refiere Paulo Freire[1] nos refleja la idea
de la búsqueda de una situación superadora, del ser más. En relación a esta
búsqueda de una situación superadora, la valoración de los relatos y la
legitimidad de las fuentes orales a través de testimonios como los escuchados
en las entrevistas explicitando vivencias en la década del ´70,
brindarán el sentido necesario
para la construcción de una memoria colectiva.[2]
La Historia nos habilita a pensar sobre que acontecimientos no estimamos sean viables de "reproducir". Cada período histórico nos "recuerda" instancias vividas, sentidas, sufridas y placenteras....cada uno desde su propia subjetividad formará un propio juicio crítico.
La Historia nos habilita a pensar sobre que acontecimientos no estimamos sean viables de "reproducir". Cada período histórico nos "recuerda" instancias vividas, sentidas, sufridas y placenteras....cada uno desde su propia subjetividad formará un propio juicio crítico.
Este es un trabajo realizado para la Cátedra: Perspectivas actuales en Historia de la Educación
Maestría en Educación-UNQ-2018Lic. Isabel Martina Maciel -
Lic. Sánchez Ana María -
Lic. Carla Alfonsina Paparelli
[1] Freire, Paulo (1985), “Cap. I y II”, en Pedagogía del oprimido, editorial Siglo XXI, Bs. As.
[2] Invernizzi, H; Gociol, J (2007), “Selección”, en Un Golpe a los libros. Represión a la cultura durante la última dictadura militar.
[1] Rosa Belvedresi En: Cattaruzza, A. (2010), “Intervención en el panel inaugural del ciclo: Historia,
¿Para qué?”, Revisitas a una vieja pregunta. Pág.34
[2] Franco, M. (2005) Reflexiones sobre la Historiografía Argentina y la Historia Reciente de los años ’70, en Nuevo Topo Revista de historia y pensamiento crítico N° 1 Pág. 141/143
[3] Kaufmann, C. y Doval, D. (1997), “Capítulo 2: Libros aprobados – Libros prohibidos – Libros recomendados, Argentina 1976-1982”, en Una pedagogía de la renuncia. El Perennialismo en la Argentina 1976-1983.
[4] Buchbiner, P. (2005), “La Universidad entre la politización, la masificación y las dictaduras, en Historia de la Universidades Argentinas.
[5] Gilman, C. (2003) Entre la pluma y el fusil. Debates y dilemas del escritor revolucionario en América Latina, Buenos Aires: Siglo XXI.
[6] BUCHBINDER, P. (2005) “La Renovación Universitaria 1955-1966”, en: Historia de las Universidades Argentinas. Buenos Aires, Sudamericana
[7] Lorenzo, MF (2016) "Han recorrido un largo camino muchachas, la participación femenina en la universidad de buenos aires entre 1940 y 1965" en: Que sepa coser, que sepa bordar, que sepa abrir la puerta para ir a la universidad, Buenos Aires, Eudeba.
[8] Manzano, V. (2010), "Ha llegado la nueva ola: música consumo y juventud en la argentina 1956-1966", en Los 60 de otra manera. Vida cotidiana, género y sexualidades en la Argentina. Pág. 31
[9] [2] Ídem Pág. 33
[10] Manzano, V. (2010), "Ha llegado la nueva ola: música consumo y juventud en la argentina 1956-1966", en Los 60 de otra manera. Vida cotidiana, género y sexualidades en la Argentina. Pág. 44
[1] Cattaruzza, A. (2010), “Intervención en el panel inaugural del ciclo: Historia, ¿Para qué?”, en Historia, ¿para qué? Revisitas a una vieja pregunta. Pág.31/32
[2] Invernizzi, H; Gociol, J (2007), “Selección”, en Un Golpe a los libros. Represión a la cultura durante la última dictadura militar.
[1] Rosa Belvedresi En: Cattaruzza, A. (2010), “Intervención en el panel inaugural del ciclo: Historia,
¿Para qué?”, Revisitas a una vieja pregunta. Pág.34
[2] Franco, M. (2005) Reflexiones sobre la Historiografía Argentina y la Historia Reciente de los años ’70, en Nuevo Topo Revista de historia y pensamiento crítico N° 1 Pág. 141/143
[3] Kaufmann, C. y Doval, D. (1997), “Capítulo 2: Libros aprobados – Libros prohibidos – Libros recomendados, Argentina 1976-1982”, en Una pedagogía de la renuncia. El Perennialismo en la Argentina 1976-1983.
[4] Buchbiner, P. (2005), “La Universidad entre la politización, la masificación y las dictaduras, en Historia de la Universidades Argentinas.
[5] Gilman, C. (2003) Entre la pluma y el fusil. Debates y dilemas del escritor revolucionario en América Latina, Buenos Aires: Siglo XXI.
[6] BUCHBINDER, P. (2005) “La Renovación Universitaria 1955-1966”, en: Historia de las Universidades Argentinas. Buenos Aires, Sudamericana
[7] Lorenzo, MF (2016) "Han recorrido un largo camino muchachas, la participación femenina en la universidad de buenos aires entre 1940 y 1965" en: Que sepa coser, que sepa bordar, que sepa abrir la puerta para ir a la universidad, Buenos Aires, Eudeba.
[8] Manzano, V. (2010), "Ha llegado la nueva ola: música consumo y juventud en la argentina 1956-1966", en Los 60 de otra manera. Vida cotidiana, género y sexualidades en la Argentina. Pág. 31
[9] [2] Ídem Pág. 33
[10] Manzano, V. (2010), "Ha llegado la nueva ola: música consumo y juventud en la argentina 1956-1966", en Los 60 de otra manera. Vida cotidiana, género y sexualidades en la Argentina. Pág. 44
[1] Cattaruzza, A. (2010), “Intervención en el panel inaugural del ciclo: Historia, ¿Para qué?”, en Historia, ¿para qué? Revisitas a una vieja pregunta. Pág.31/32
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